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‘Smile 2’ supera a su antecesora en ambiciones y en terror, y su creador lo sabe

Hace dos años, los amantes del terror recibieron con beneplácito la llegada de uno de esos cineastas que parecen haber nacido para crear películas del género debido al estreno de “Smile”, una inquietante historia con tintes sobrenaturales que llevaba la firma de un tal Parker Finn en los puestos de dirección y de guión.
La cinta se convirtió no solo en el éxito más grande de taquilla en lo que se refiere a títulos originales dentro de la escuela de los sustos, sino que demostró también el talento de su autor para el desarrollo y la implementación de un relato que presentaba a una misteriosa serie de entidades demoníacas que se apoderaban de las mentes de sus víctimas y que se trasladaban luego a los cuerpos de otras personas de maneras inusuales.
Si “Smile” tenía al frente a Sosie Bacon (hija del gran Kevin) en el papel de Rose Cotter, una terapista atormentada, “Smile 2”, que se estrena este fin de semana, nos mete de lleno en el universo de Skye Riley (Naomi Scott), una estrella del pop que, luego de atravesar un accidente automovilístico que la deja con secuelas físicas y mentales de consideración, decide realizar una gran gira de reaparición que, por supuesto, se verá seriamente afectada por el regreso de las malévolas criaturas.
En la entrevista con Los Angeles Times en Español que puedes encontrar tambien por aqui en su versión original en video, Finn habla de las diferencias entre la primera y la segunda película, de lo que buscaba generar con esta, del incremento considerable de ‘gore’ en la flamante entrega, de la colaboración que estableció con Scott (quien tiene un desempeño brillante como protagonista) y del ‘remake’ del clásico “Possession” (1981) en el que se encuentra trabajando.
Peter, esta es una secuela interesante, porque mantiene la mitología que estableciste en la anterior acerca de estas entidades malignas que toman el control de personas marcadas por traumas, pero cambia completamente la atmósfera, las locaciones y hasta el estilo visual. ¿Por qué decidiste hacerla así?
Cuando planteé lo de la secuela, quise asegurarme de que no iba a ser un remedo de la primera o una continuación obvia. Quería retarme a hacer algo que resultara inesperado, fresco y único. Para mí, el mundo de una megaestrella del pop resultaba completamente adecuado para una historia de ‘Smile’.
Debido a la presencia de esta megaestrella, la cinta tiene el potencial de ser mucho más atractiva que la anterior, ¿verdad? Porque a la gente le importa más una estrella del pop que una psiquiatra. Para bien o para mal.
Tal vez. Pero creo que lo que me interesaba del personaje de Skye Riley era su fama y la naturaleza de su visibilidad pública, porque se trata de elementos que exacerban lo que está pasando. Sin embargo, espero que sea el ser humano real, en su núcleo, el que genere identificación con el público. Puede que reconozcan elementos de sí mismos tanto en lo bueno como en lo malo, porque estamos ante un ser humano realmente complejo.
El estilo de vida que ella lleva también es más interesante que el de la protagonista anterior, porque no es necesariamente mejor que ella, pero la encuentra mucho más expuesta al mundo, a la gente, al escrutinio social, a las redes sociales. En esos términos, la primera cinta es un ‘slow burner’, pero esta tiene un ritmo completamente diferente debido a la forma en que ella vive, y en la que se incluye el uso de drogas.
Me gusta pensar que “Smile” y “Smile 2” son dos mundos separados que suceden dentro del mismo universo, porque la forma en que el ente de la sonrisa elige a sus víctimas y la forma en que se vincula con cada una de ellas son un reflejo del mundo y de las mentes de estas personas. Por supuesto, eso hace que los mundos sean muy diferentes.
Skye está rodeada de gente todo el día, pero es la persona más solitaria que existe. Tiene todo este privilegio, esta riqueza y esta fama, y sin embargo, no tiene rumbo en su vida. Está asfixiada por su propia celebridad. Esos son temas muy interesantes que explorar.
Además de ella, desarrollaste muy bien al personaje de su madre, Elizabeth, que es interpretada por Rosemarie DeWitt, y que trabaja también como manager de la artista. Estas son mujeres que están involucradas en labores completamente diferentes a la que tú tienes, y son mujeres, claro. Me imagino que eso fue interesante para ti en términos de investigación.
Cada vez que me acerco a la escritura de un guión, decido hacer una inmersión profunda para vivir en el mundo del personaje en el que estoy basando la película. En la primera, todo giraba en torno a Rose y a la gente que trabaja en salas psiquiátricas de urgencias. Investigué todo lo que pude sobre el tema, porque quería fundamentarlo y lograr que pareciera real.
Para esta, consumí todos los documentales, ensayos, entrevistas y artículos que pude sobre las estrellas del pop y las mujeres que las rodean, porque quería generar credibilidad y, de nuevo, porque necesitaba que el público se sintiera identificado con mi protagonista antes de que empezaran a suceder todas las cosas sobrenaturales que suceden.
Como he dicho, esta película tiene un ritmo diferente a la anterior y es también mucho más violenta. Acabo de tener una entrevista con Damien Leone, el creador de “Terrifier”. “Smile 2” no llega nunca a esos extremos, claro, pero es sumamente sangrienta. Hablé con Damien sobre el hecho de que el público actual del ‘mainstream’ está más dispuesto a pasar por experiencias intensas que el del pasado.
Creo que estamos en medio de un renacimiento realmente maravilloso del terror en el que hay lugar para todas las formas del género. El terror puede presentar cosas realmente reflexivas, pero, en lo que respecta a las sensaciones que produce, me gusta hacer películas que sean realmente intensas, que induzcan a la ansiedad. Me encanta cuando la gente grita y se tapa los ojos. Pero también me gusta hacer que la gente esté tan estresada que se ría, y mezclar esa parte juguetona con una sensación de amenaza y con temáticas que pueden ser bastante duras.
Creo que, cuando mezclas todo eso, obtienes una experiencia maravillosamente agotadora de la que sales chorreando sudor y adrenalina, pero también con una sensación de catarsis.
Hablando de esas escenas intensas, cuando haces una secuela de terror sobre una película en la que se mata a la gente de formas horripilantes, tienes que lograr escenas más grandes y desagradables. En ese sentido, el premio en “Smile 2” es para la que tiene al frente a Lukas Gage en el papel de un vendedor de drogas que, forzado por la entidad, emplea de manera peculiar una pesa de ejercicio en su propia cara.
Fue muy divertido hacer eso. Es una de las cosas más violentas que he hecho en una de mis películas, y quería asegurarme de que impactara realmente al público. Me encantan los efectos prácticos. A medida que el personaje se destrozaba la cara más y más, había una oportunidad imperdible para construir todas estas capas de efectos prácticos. Y el pobre Lukas Gage fue un auténtico guerrero. Tuvo que sentarse por horas y horas en la sala de maquillaje y pasar por muchas etapas diferentes de ese maquillaje. Pero su esfuerzo valió la pena el día en que salió al plató y todo el mundo tuvo que apartar la mirada al verlo.
¿Usas efectos prácticos y afinas luego los resultados con CGI?
Me gusta hacer delante de la cámara todo lo que sea posible, llevando los efectos prácticos a su extremo absoluto, y utilizar luego los efectos visuales como una herramienta híbrida para alcanzar ese 10% al que los efectos prácticos no pueden llegar. Esa es la combinación que crea un efecto realmente inquietante, con el que no estás seguro de lo que estás viendo.
Hubo un momento de abuso de CGI que hacía que esta clase de escenas lucieran artificiales en las películas que la empleaban, pertenecieran al género que pertenecieran. Sin embargo, ahora, los cineastas interesantes del mundo del terror están encontrando un término medio que luce sumamente convincente.
Me siento muy afortunado de hacer películas de terror en estos momentos. Crecí con los efectos prácticos, y son una de las razones por las que quería hacer cine dentro de este género. Todavía reviso “The Thing” [1982], de John Carpenter, para admirar los efectos creados por Rob Bottin. Esos efectos me asustaron mucho de niño cuando los vi por primera vez, y eran muy eficaces.
“Smile 2” también muestra una clara evolución tuya en términos técnicos, pasando por el diseño de sonido, la banda sonora y, por supuesto, la puesta en escena, que es increíble. La película anterior tenía momentos visuales muy interesantes, sobre todo para reflejar el estado mental de Rose; pero esta lleva el lenguaje visual a un nuevo nivel.
La primera película tenía un presupuesto modesto, y ahora tuvimos más dinero. Quise utilizarlo para contar una historia más grande en todos los sentidos. Por supuesto, siempre quiero ir más allá de nuestro presupuesto y de nuestro calendario. Y siempre trato de que mi lenguaje visual evolucione.
Soy muy específico a la hora de utilizar la cámara. Me encanta que sea casi como un personaje. No me gustan las coberturas tradicionales. Me gusta que una toma lleve a la siguiente. Hicimos muchísimas pruebas previas con el director de fotografía, Charlie Sarroff. Y cuando tuve la oportunidad de construir decorados, trabajé con mi diseñador de producción, Lester Cohen, para que estos funcionaran realmente en relación a lo que queríamos rodar en esos momentos. Me gusta tener un plan muy detallado y adaptar el lenguaje visual a la narración.
Tenemos que hablar de Naomi Scott. Ella está maravillosa en la película. Por supuesto, es una estrella del pop en la vida real, así que sabe cantar, bailar y todo eso. Pero aquí, tuvo que enfrentarse a muchísimos retos físicos y mentales.
Naomi es lo mejor que existe. Fue un sueño trabajar con ella. Sentí que establecimos una gran asociación creativa. Como has dicho, puede cantar y bailar, pero también es capaz de ir a espacios humanos increíblemente crudos que pueden ser bastante desgarradores, y los interpreta con una eficacia sorprendente.
La dirigiste muy bien. De hecho, la película entera tiene un gran trabajo de dirección de actores.
Para mí, una de las partes más importantes de todo el asunto es curar estas actuaciones. De nuevo, se trataba realmente de una asociación. Skye está en casi todas las escenas de la película. Había que adaptar lo que hacía a su personalidad, mantener un diálogo constante y crear una confianza mutua.
¿Qué puedes decirnos del ‘remake’ de “Possession” que vas a hacer?
No puedo decir mucho por el momento, aparte de que la original es una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Creo que Andrzej Żuławski creó una obra maestra al lado de Sam Neill e Isabelle Adjani. Estoy muy interesado en hacer una sucesora espiritual que esté en diálogo con la primera; que no sea necesariamente el típico remake de Hollywood, sino algo realmente fiel a lo que la original intentaba hacer, con toda esa fuerza y esa locura, y sin andarse con rodeos. Va a ser una película muy estresante, muy asquerosa, muy rara, y espero que el público le dé una oportunidad.

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